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Nicolás Schuff

¡Junio lleno de sorpresas! Nuevamente recibimos un saludo muy especial, en esta oportunidad del gran autor Nicolás Schuff, quien no solo ha recorrido los pasillos de nuestra institución en reiteradas ocasiones, sino que a su vez es creador de historias que hoy en día leemos dentro de las aulas, como por ejemplo "Modales en la Mesa" y " La Bufanda Roja".





¿Recordamos juntos un poco más sobre el autor?

Fragmentos de una entrevista

LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL, ENTREVISTA


Nacido en Argentina en 1973, Nicolás Schuff fue librero e instructor de yoga antes de dedicarse por completo a escribir. Sus primeros libros para chicos y chicas fueron versiones y adaptaciones de mitos y leyendas, preparadas por encargo, y luego vinieron, entre otros títulos, El pájaro bigote, Los equilibristas, Así queda demostrado, Monstruos fritos, El educado y tontorrón monstruo Salchipapa Lover, Mis tíos gigantes y Quince ocasiones para pedir deseos en la calle. Algunos de sus libros fueron traducidos al inglés, al griego y al ruso. ALIJA IBBI Argentina ha reconocido tomos como Las interrupciones (con Mariana Ruiz Johnson de ilustradora y Galería Editorial publicando), y la Fundación Cuatrogatos hizo lo propio con La bufanda roja (Edelvives).

¿Qué idea de literatura infantil te guía y de cuál creés que intentás escapar?

No soy un especialista ni me interesa particularmente la infancia o la literatura para chicos y chicas. Sí la literatura, a secas. Escribo en forma muy intuitiva, sin más guía que el propio entusiasmo y evitando una mirada idealizada de ese momento de la vida. Parece que muchos adultos se olvidan de que la angustia, la soledad, el miedo, la pérdida, la incertidumbre, son sentimientos que los chicos y chicas también experimentan, a veces de manera muy dramática. La literatura, precisamente, puede ser una compañía, un consuelo, un escape y una forma de elaborar estas cosas. Como docente de taller me interesa también trasmitirles a los chicos y chicas que la literatura es algo vivo y de lo que pueden apropiarse. Que entre otras cosas es una práctica, y que a la imaginación se la puede ayudar y estimular.


Cuando escribís, ¿escribís pensando en un lector niño o niña? ¿Qué idea de lector/a te ronda? ¿Esto modifica tus búsquedas?

Hay cosas que escribo, como te decía, sin pensar para quién son. Por ejemplo El pájaro bigote, Las interrupciones, Cualquier verdura o Mis tíos gigantes. Y hay otros en los que sí tengo en mente un lector. Por ejemplo en Los equilibristas o Monstruos fritos o Así queda demostrado. Me pasa mucho más ahora que tengo una hija. Pienso en lo que le gusta escuchar, en lo que la atrapa, la hace reír, pensar. En general, creo que los chicos y chicas son capaces de aceptar casi cualquier tema que uno les presente, siempre y cuando lo haga de una manera adecuada y con honestidad. Por otro lado, el didactismo, la moraleja, las buenas intenciones y todo eso que en general a los adultos nos molesta tanto, creo que a los chicos y chicas les resbala. Me parece que ellos y ellas retienen otras cosas: imágenes, personajes, aventuras, palabras. Así que no me escandaliza que un pibe lea al infame Gaturro. Lo que importa es la construcción de una persona lectora, la adquisición de cierta capacidad simbólica. Al menos fue mi propia experiencia como lector. Mi hija adora Los tres chanchitos, esa moraleja espantosa. Ya le llegará el día de leer a Borges.

Publicado en: Eterna Cadencia.

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Luego de observar este pequeño fragmento de la entrevista al autor...

¿Cómo crearías tu propia historia?


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